jueves, 26 de diciembre de 2013

CAPITULO ESPECIAL

Bueno, como se los prometí las compensare con un capitulo especial. Se los iba a subir antes pero no estaba satisfecha así que lo agrande mas jaja 2,582 palabras chicas. Iba a subirlo el 24 o el 25, por la fecha ya saben peero aaayyy.... esa familia acaparadora que no me dejo, pase una navidad feliz aunque común... tan común que casi no me supo a navidad jaja ¿que tal pasaron ustedes Navidad? por si se lo preguntan asi se la pasaron los personajes de la historia:
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CAPITULO ESPECIAL DE NAVIDAD
Cassy, de puntitas, trataba de poner una esfera dorada en la parte alta del árbol. Bill colgaba cuatro botas rojas de fieltro, nuevecitas, a las que les había puesto el nombre de cada uno con pintura inflable de colores. Andy disolvía el chocolate de pastilla en una olla con leche. Tom colgaba escharcha, coronitas y muérdago alrededor de las puertas.

El olor del chocolate, las velas aromáticas, y el fresco olor del pino inundaban la casa.

El día anterior habían ido de compras navideñas, Bill estaba muy emocionado jalando a Cassy de tienda en tienda, viendo todo a detalle y escogiendo lo que les parecía ideal. Andy y Tom, embargados por el espíritu navideño y la alegría de sus compañeros, cargaban las bolsas y les seguían sin rechistar. Incluso en algún momento ellos mismos se habían dirigido por cuenta propia a alguna tienda.

 Habían comprado el árbol de navidad, las velas, la decoración, una corona para la puerta, las botas, tiras de luces y focos de colores, cojines decorados de navidad e incluso un mantel y portavasos de colores de la época.

Habían compartido experiencias de niños en cuanto a navidades, esa nostalgia y alegría que les provocaban esos recuerdos los llevaron a comprar la cena de nochebuena y regalos.

Habían pedido un pavo, un jamón, ensalada, un pastel, puré de papas y lasaña. Ellos se encargarían de hacer el ponche y de hacer un vino caliente. También habían horneado su intento de galletas navideñas, unas más quemadas que otras, unas más deformes que otras, unas con más azúcar que otras, pero todas con la buena intención.

Se habían comprado regalos unos a otros y los habían envuelto con papales brillantes. En cuanto el árbol estuviese terminado pondrían los regalos debajo, junto a ese trenecito que Bill había insistido en comprar, que daba vueltas y vueltas alrededor y, de cuando en cuando, chiflaba “chu chu” .

-¡ya está el chocolate!-gritó Andy desde la cocina- ¿les sirvo una taza?

-si, por favor-dijeron los tres embriagados por ese cálido aroma

Andy tomó un cucharon del cajón y comenzó a llenar cuatro tazas con dibujos de santa Claus.

-¿así se ven bien las botas?-preguntó Bill indeciso, mirando con ojo crítico la posición ligeramente inclinada de las botas

-sí, así me parece bien-dijo Cassy después de analizarlas con atención. Como si el asunto fuera muy importante

Tom se bajó de la silla, de donde estaba subido para colgar el último muérdago. Se acercó a su hermano y a la chica y observó como había quedado la sala.

En ese momento el rubio los acompañó, llevaba entre las manos una bandeja con cuatro tazas de chocolate humeante. Todos tomaron la suya. Rodearon sus tazas con las manos para impregnarlas de su calor. 
Aspiraron el chocolatoso aroma hasta que los envolvió con su dulce calidez. Le soplaron con delicadeza y degustaron el primer sorbo con cuidado.

Los ojos claros de Andy se pasearon por toda la decoración.

-buen trabajo chicos, quedo muy bonita su decoración-les felicitó a la vez que asentía la cabeza con aprobación

-gracias-contestó Tom por todos

-solo falta poner la estrella-añadió Cassy

Los cuatro pares de ojos se clavaron en la punta del árbol, estaba vacía.

-pues pongámosla-El gemelo menor y el rubio dejaron sus tazas en la mesita frente al sillón, los jóvenes enamorados, shhh es un secreto, le siguieron.

Acercaron la silla que fue utilizada antes por Tom y la pusieron frente al árbol. Bill le paso la estrella a Cassy. Era una estrella común, de cinco picos, una estrella color plata-azulado, que titilaba con el reflejo de la luz.

Andy le tendió la mano a la joven de forma caballerosa para ayudarla a subir. Ella la tomó con confianza y su suave piel acaricio la palma del otro, quien la tomaba con firmeza para que no fuera a caer. Ese contacto enloqueció al chico, pero no al chico rubio que la tenía tomada, sino al chico que los miraba atentamente desde el otro lado: Tom.

Cuando Cassy tuvo estabilidad estiró los brazos en alto para alcanzar la punta del árbol. Una franja de piel se asomó por donde su suéter color violeta se alzó. Los tres pares de ojos masculinos se posaron inevitablemente en esa franja  de apetecedor tacto. Cassy, concentrada por poder colocar la estrella en su lugar, se estiraba un poco más. La franja crecía mostrando la parte baja del ombligo y sus caderas con más detalle. Las miradas bañadas de testosterona se agrandaron y fijaron con firmeza. Las curvas de sus piernas se marcaban bajo su pantalón y las manos les empezaban a cosquillear, a cosquillear por puras ganas de acariciar esa piel descubierta.

Tom tragó duro, empezaba a tener calor. Andy se movía incomodo sin poder despegar la vista. Bill por el contrario, no había perdido el interés en la piel de la chica, pero si había disminuido al notar el brillo lujurioso en los ojos de sus amigos. Se sentó en el sillón observando la escena que tanta gracia le hacía. Cassy ajena a las miradas intensas de sus compañeros, tratando de alcanzar la punta del árbol en una posición de lo más inocente, pues de puntillas, con la mirada sujeta a su destino, los brazos estirados y la lengua apretada entre sus labios a causa de la concentración, no intentaba seducir a nadie.

Cassy se tambaleo sobre la silla al intentar alzarse más. Claro que ni Tom ni Andy lo notaron, estaban muy ocupados intentando tranquilizarse, tratando de mantener la vista puesta en la chica y fulminándose con la mirada. Bill se levantó de inmediato y sujetó, con sus fuertes manos, la cintura de la joven, quien suspiro de alivio al verse salvada.

-cuidado linda-dijo tratando de provocar a los dos anonadados

-gracias, eres mi salvador-contestó ella siguiéndole la corriente sin darse cuenta todavía de la situación. Le depositó un casto beso sobre la frente al pelinegro y este se sonrojo débilmente ante el gesto.

La quijada de los otros dos cayó hasta el suelo.

Cuando Cassy volvió a su labor, Bill siguió sujetándola. Miró a su hermano y a su amigo con la expresión burlona y subió y bajó las cejas repetidamente, la pregunta silenciosa “¿ya vieron como se hace?” flotó sobre los ofendidos.

Cassy dio un pequeño saltito que tomo desprevenidos a los otros tres, sólo de esa forma pudo alcanzar la punta del árbol para colocar la estrella. Se giró sobre sí misma, todavía tomada de la cintura por las manos de Bill, los miró divertida.

-claro como a ustedes, tipos altos, no les queda enorme el tamaño del árbol- los miró acusadoramente.

Los chicos, al querer disimular el estado en que los encontró al girarse, comenzaron a reír, quizá más nerviosamente de lo que debieron.

El timbre interrumpió el silencio.

-¡yo abro!- Dijeron los tres queriendo huir de ella y su mirada analítica

-oye

Tom, se giró ante el llamado, su hermano y su amigo peleaban por llegar a la puerta primero

-¿me ayudas a bajar?

No respondió. Se acercó y le ofreció sus manos. Ella no las tomó… se apoyó en sus hombros para dar un salto. Tom la atrapó en el aire, rodeando su cintura con los brazos mientras ella hacia lo mismo en su cuello.

Le dio una vuelta, le encantaba sentir su risa amortiguada en la curva del hombro y el cuello.  A la mierda lo demás, lo que sentía estando con ella no se podía comparar con nada, tenía que aprovechar todo momento con ella.

Unos grititos de emoción interrumpieron su momento romántico. Andreas y Bill entraban, en el mismo momento en que Tom dejaba a Cassy en el suelo, con los brazos cargados de los deliciosos platillos que habían encargado para esa Noche Buena. El olor de cada guisado era espectacular. La pareja, enamorada, corrió a ayudarles a llevar todo a la mesa. Era hora de cenar.

Amontonaron todo al centro de la mesa, llenaron unas copas con vino, colocaron platos y cubiertos y se sentaron en sus respectivos lugares. Tom en medio de Bill y Cassy y con Andreas enfrente. Era una mesa pequeña, muy pequeña, de únicamente cuatro lugares. Y Bill había comprado cojines para las duras sillas, ya que alegaba que su traserito no tenía por qué sufrir en dichas sillas mal hechas.

-provecho

Hasta que sus estómagos no pudieron más dejaron de comer.

-vaya…estuvo delicioso-dijo Andy sobando su barriga satisfecha

-fue buena idea comprar la cena ahí, ya decía yo que la señora tenia cara de buena cocinera-continuó Bill

-el postre también estuvo riquísimo-terció Cassy

-¿quieren abrir los regalos? Calentare un poco de vino con especias para dormir bien después de tanta comida-agregó Tom bromeando.

En una olla colocó canela, clavo, cascaras de naranja, anís estrella y azúcar morena. Prendió fuego y vacío vino tinto, un buen vino tinto. Unos minutos más tarde ya estaban todos con una taza de aquel vino especiado, y ansiosos por recibir y dar su regalo.

Bill había recibido, por parte de su hermano, unas botas fabulosas, negras y relucientes, totalmente de su estilo. Por parte de su amigo había recibido un par de camisetas típicas de él. Y por parte de Cassy había recibido una bonita libreta negra, con una pluma, podría llevarla todo el tiempo en el bolsillo, a él le gustaba escribir y dibujar, le ayudaba a despejarse y, al parecer, Cassy lo había recordado cuando compraba su regalo.

Andreas había recibido por parte de Tom una gabardina azul, muy elegante y bonita. Por parte de Bill había recibido un par de tenis para que saliera a correr como tanto le gustaba. De parte de Cassy había recibido tres revistas de comics de Batman, al parecer, ella no había olvidado cuando el menciono su fanatismo infantil por aquel súper héroe de ciudad gótica.

Cassy había recibido por parte de Bill el par de zapatos rojos a los que les había echado un ojo cuando lo acompaño a comprar los tenis de Andreas. Andreas le había regalado un precioso vestido blanco que llegaba hasta las rodillas, un vestido que había captado su atención mientras le ayudaba a comprar las camisetas que le regalo a Bill. Tom le había regalado una bonita cadena de plata que tenía un colgante de oro blanco en forma de gotita, que desde que la vio en la joyería le había encantado para ella.

Tom había recibido por parte de su hermano un paquete de cuerdas para guitarra, de las buenas, una funda para guitarra de material resistente y un paquete de plumillas, todo eso para que su hermano mayor pudiera tocar la guitarra de nuevo, una que tenía guardada y olvidada. Andreas le regalo cinco pares de gorras diferentes, para su colección, y un par de calcetines. Y de parte de Cassy había recibido un paquete de dulces con una tarjeta, en su defensa dijo que no había dado señales de algo que quisiera recibir de regalo, aunque Tom sabía que no era verdad pues la tarjeta decía “te entrego tu verdadero regalo luego”.

-bueno pues hagamos un pequeño brindis-sugirió el rubio

-me parece bien, solo déjame servirme más-Tom señaló su taza y se levantó para ir a la cocina a llenarla de nuevo

-¿traigo nuestras galletas?-preguntó Cassy

-¡sí!-contestó emocionado el gemelo menor al recordarlas

Cuando Cassy desapareció en la cocina, por donde hace unos segundos había desaparecido Tom, Bill le preguntó en voz baja a Andy.

-¿soy yo o entre ellos hay algo?

-no, no eres tú, yo también lo he notado-contesto cómplice

-¿crees que se gusten?

-no. Yo creo que están enamorados

-vaya… cuando salgan hay que pararlos en la puerta

-¿para qué?

Bill señaló hacia arriba y Andy pudo ver el ramillete de muérdago que colgaría sobre la cabeza de ellos. 
Asintió con una sonrisa traviesa.

Antes de que llegaran leyeron rápidamente lo que decía la tarjeta de regalo de Tom, al pendiente de no ser descubiertos. Se guiñaron un ojo cuando los oyeron regresar. Apenas un pie había cruzado el marco de la puerta cuando los pararon de golpe con un grito.

-¡alto!

-¡deténganse ahí!

-¿Qué? ¿Por qué? ¿Qué pasa?

Ambos señalaron hacia arriba. Las dos miradas sorprendidas siguieran la trayectoria de su dedos divertidos y apreciaron aquel muérdago

-tienen que darse un beso-declaró Bill

-pero…

-es la tradición-le apoyo Andy

Ambos se miraron con las mejillas sonrojadas. Hicieron el platón de galletas y la taza de vino a un lado para no tirarlos al acercarse. Se lamieron los labios sin dejar de ver los del contrario. Y… se acercaron…y un poco más…un poco más… un poquito más… ya casi… y juntaron sus labios, sin profundizar, sin abrir los labios para da paso a lenguas traviesas, sin mover los labios. Solo 8 segundos de contacto. Luego aplausos y risas divertidas estallaron. El sonrojo en sus mejillas no desaparecía, ni ese calorcito agradable, ni esas cosquillitas molestas en la boca del estómago, tampoco sus sonrisas bobas. Andreas estaba en lo cierto cuando dijo que estaban enamorados, Bill acababa de constatarlo.

-bueno… brindo porque, a pesar de todo, pudimos festejar una navidad más- empezó Andy

-yo brindo porque esa Navidad más la festejamos con salud y, no lo nieguen, con buenos ánimos-le siguió Bill

-yo brindo porque congeniamos como amigos y así hemos seguido-continuó Tom

-yo brindo porque se me concedió pasar festejar otra Navidad y porque fue con unos excelentes amigos que no pensé que iba a encontrar- les regaló una hermosa sonrisa

-¡salud!-dijeron y chocaron sus tazas con alegría. Se dieron abrazos  y, juguetonamente, se las arreglaron para poner a Tom y Cassy bajo otro muérdago.

Veinte minutos después Andreas y Bill se estaban abrigando para salir.

-¿seguros que no quieren ir a ver los fuegos artificiales?-preguntó Bill por última vez. Todos conocían la respuesta

-no, gracias

Todos sabían que esa sería la contestación, todos sabían que Tom quería recibir el regalo de Cassy a solas, y esa precisamente era el motivo de su salida a ver los fuegos artificiales, solo preguntaban para no verse tan obvios y poder dejarlos solos sin que ellos se avergonzaran.

-bueno, entonces volveremos más tarde

-hasta luego

Se despidieron.

Cuando estuvieron seguros de que ellos habían partido…

-¿y bien? ¿Dónde encuentro mi regalo?-cuestionó Tom

-iré a buscarlo al cuarto-dijo Cassy y se fue

Tom abrió la caja de dulces y probo uno, era de vainilla.

-¡Tom! ¡ya puedes venir a abrir tu regalo!

Tom se levantó de un salto y fue en su búsqueda. Al llegar al cuarto se quedó petrificado. Si esto hubiera sido una caricatura los pies de Tom habrían flotado, sus ojos se habrían salido de sus orbitas con la forma de un gigantesco corazón, su quijada habría tocado el suelo y su larga lengua habría salido disparada cual resorte.

Cassy le espera vestida solo con un conjunto de lencería de encaje color azul, un conjunto muy provocativo y seductor. ¡ah! Y claro un lazo en moño al cuello de color rojo pasión.

-¿alguna vez te he dicho que el color azul es mi preferido?

Cassy le dijo con el dedo que se acercara

-¿alguna vez te dije que me encantan tus pantalones?-preguntó Cassy con voz suave

-¿mis pantalones?

-sip, se ven tan bien en el piso del cuarto- le guiño un ojo y rio ante la reacción de Tom, a quien sin poderlo evitar se le abrieron los ojos y se le dibujo una sonrisa de oreja a oreja.

Y así… entre beso, prenda y caricia se desearon unas felices fiestas.


FIN
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Bueno, lo pidieron de navidad, lo hice de navidad. Lo pidieron con mucho amor y celos, sin pelas, así lo hice. Solo espero que fuera lo que esperaran que las haya sorprendido y por supuesto que les haya gustado :). nos leemos pronto Las quiego!! y Feliz Navidad!! espero que la pasaran muy bien.

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