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CAPITULO ESPECIAL DE NAVIDAD
Cassy, de puntitas, trataba de poner una esfera dorada en la
parte alta del árbol. Bill colgaba cuatro botas rojas de fieltro, nuevecitas, a
las que les había puesto el nombre de cada uno con pintura inflable de colores.
Andy disolvía el chocolate de pastilla en una olla con leche. Tom colgaba
escharcha, coronitas y muérdago alrededor de las puertas.
El olor del chocolate, las velas aromáticas, y el fresco
olor del pino inundaban la casa.
El día anterior habían ido de compras navideñas, Bill estaba
muy emocionado jalando a Cassy de tienda en tienda, viendo todo a detalle y
escogiendo lo que les parecía ideal. Andy y Tom, embargados por el espíritu
navideño y la alegría de sus compañeros, cargaban las bolsas y les seguían sin rechistar.
Incluso en algún momento ellos mismos se habían dirigido por cuenta propia a
alguna tienda.
Habían comprado el
árbol de navidad, las velas, la decoración, una corona para la puerta, las
botas, tiras de luces y focos de colores, cojines decorados de navidad e
incluso un mantel y portavasos de colores de la época.
Habían compartido experiencias de niños en cuanto a
navidades, esa nostalgia y alegría que les provocaban esos recuerdos los
llevaron a comprar la cena de nochebuena y regalos.
Habían pedido un pavo, un jamón, ensalada, un pastel, puré
de papas y lasaña. Ellos se encargarían de hacer el ponche y de hacer un vino
caliente. También habían horneado su intento de galletas navideñas, unas más
quemadas que otras, unas más deformes que otras, unas con más azúcar que otras,
pero todas con la buena intención.
Se habían comprado regalos unos a otros y los habían
envuelto con papales brillantes. En cuanto el árbol estuviese terminado
pondrían los regalos debajo, junto a ese trenecito que Bill había insistido en
comprar, que daba vueltas y vueltas alrededor y, de cuando en cuando, chiflaba
“chu chu” .
-¡ya está el chocolate!-gritó Andy desde la cocina- ¿les
sirvo una taza?
-si, por favor-dijeron los tres embriagados por ese cálido
aroma
Andy tomó un cucharon del cajón y comenzó a llenar cuatro
tazas con dibujos de santa Claus.
-¿así se ven bien las botas?-preguntó Bill indeciso, mirando
con ojo crítico la posición ligeramente inclinada de las botas
-sí, así me parece bien-dijo Cassy después de analizarlas
con atención. Como si el asunto fuera muy importante
Tom se bajó de la silla, de donde estaba subido para colgar
el último muérdago. Se acercó a su hermano y a la chica y observó como había
quedado la sala.
En ese momento el rubio los acompañó, llevaba entre las
manos una bandeja con cuatro tazas de chocolate humeante. Todos tomaron la
suya. Rodearon sus tazas con las manos para impregnarlas de su calor.
Aspiraron
el chocolatoso aroma hasta que los envolvió con su dulce calidez. Le soplaron
con delicadeza y degustaron el primer sorbo con cuidado.
Los ojos claros de Andy se pasearon por toda la decoración.
-buen trabajo chicos, quedo muy bonita su decoración-les
felicitó a la vez que asentía la cabeza con aprobación
-gracias-contestó Tom por todos
-solo falta poner la estrella-añadió Cassy
Los cuatro pares de ojos se clavaron en la punta del árbol,
estaba vacía.
-pues pongámosla-El gemelo menor y el rubio dejaron sus
tazas en la mesita frente al sillón, los jóvenes enamorados, shhh es un
secreto, le siguieron.
Acercaron la silla que fue utilizada antes por Tom y la
pusieron frente al árbol. Bill le paso la estrella a Cassy. Era una estrella
común, de cinco picos, una estrella color plata-azulado, que titilaba con el
reflejo de la luz.
Andy le tendió la mano a la joven de forma caballerosa para
ayudarla a subir. Ella la tomó con confianza y su suave piel acaricio la palma
del otro, quien la tomaba con firmeza para que no fuera a caer. Ese contacto
enloqueció al chico, pero no al chico rubio que la tenía tomada, sino al chico
que los miraba atentamente desde el otro lado: Tom.
Cuando Cassy tuvo estabilidad estiró los brazos en alto para
alcanzar la punta del árbol. Una franja de piel se asomó por donde su suéter
color violeta se alzó. Los tres pares de ojos masculinos se posaron
inevitablemente en esa franja de
apetecedor tacto. Cassy, concentrada por poder colocar la estrella en su lugar,
se estiraba un poco más. La franja crecía mostrando la parte baja del ombligo y
sus caderas con más detalle. Las miradas bañadas de testosterona se agrandaron
y fijaron con firmeza. Las curvas de sus piernas se marcaban bajo su pantalón y
las manos les empezaban a cosquillear, a cosquillear por puras ganas de
acariciar esa piel descubierta.
Tom tragó duro, empezaba a tener calor. Andy se movía
incomodo sin poder despegar la vista. Bill por el contrario, no había perdido
el interés en la piel de la chica, pero si había disminuido al notar el brillo
lujurioso en los ojos de sus amigos. Se sentó en el sillón observando la escena
que tanta gracia le hacía. Cassy ajena a las miradas intensas de sus
compañeros, tratando de alcanzar la punta del árbol en una posición de lo más
inocente, pues de puntillas, con la mirada sujeta a su destino, los brazos
estirados y la lengua apretada entre sus labios a causa de la concentración, no
intentaba seducir a nadie.
Cassy se tambaleo sobre la silla al intentar alzarse más.
Claro que ni Tom ni Andy lo notaron, estaban muy ocupados intentando
tranquilizarse, tratando de mantener la vista puesta en la chica y fulminándose
con la mirada. Bill se levantó de inmediato y sujetó, con sus fuertes manos, la
cintura de la joven, quien suspiro de alivio al verse salvada.
-cuidado linda-dijo tratando de provocar a los dos
anonadados
-gracias, eres mi salvador-contestó ella siguiéndole la
corriente sin darse cuenta todavía de la situación. Le depositó un casto beso
sobre la frente al pelinegro y este se sonrojo débilmente ante el gesto.
La quijada de los otros dos cayó hasta el suelo.
Cuando Cassy volvió a su labor, Bill siguió sujetándola.
Miró a su hermano y a su amigo con la expresión burlona y subió y bajó las
cejas repetidamente, la pregunta silenciosa “¿ya vieron como se hace?” flotó
sobre los ofendidos.
Cassy dio un pequeño saltito que tomo desprevenidos a los
otros tres, sólo de esa forma pudo alcanzar la punta del árbol para colocar la
estrella. Se giró sobre sí misma, todavía tomada de la cintura por las manos de
Bill, los miró divertida.
-claro como a ustedes, tipos altos, no les queda enorme el
tamaño del árbol- los miró acusadoramente.
Los chicos, al querer disimular el estado en que los
encontró al girarse, comenzaron a reír, quizá más nerviosamente de lo que
debieron.
El timbre interrumpió el silencio.
-¡yo abro!- Dijeron los tres queriendo huir de ella y su
mirada analítica
-oye
Tom, se giró ante el llamado, su hermano y su amigo peleaban
por llegar a la puerta primero
-¿me ayudas a bajar?
No respondió. Se acercó y le ofreció sus manos. Ella no las tomó…
se apoyó en sus hombros para dar un salto. Tom la atrapó en el aire, rodeando
su cintura con los brazos mientras ella hacia lo mismo en su cuello.
Le dio una vuelta, le encantaba sentir su risa amortiguada
en la curva del hombro y el cuello. A la
mierda lo demás, lo que sentía estando con ella no se podía comparar con nada,
tenía que aprovechar todo momento con ella.
Unos grititos de emoción interrumpieron su momento romántico.
Andreas y Bill entraban, en el mismo momento en que Tom dejaba a Cassy en el
suelo, con los brazos cargados de los deliciosos platillos que habían encargado
para esa Noche Buena. El olor de cada guisado era espectacular. La pareja,
enamorada, corrió a ayudarles a llevar todo a la mesa. Era hora de cenar.
Amontonaron todo al centro de la mesa, llenaron unas copas
con vino, colocaron platos y cubiertos y se sentaron en sus respectivos
lugares. Tom en medio de Bill y Cassy y con Andreas enfrente. Era una mesa
pequeña, muy pequeña, de únicamente cuatro lugares. Y Bill había comprado
cojines para las duras sillas, ya que alegaba que su traserito no tenía por qué
sufrir en dichas sillas mal hechas.
-provecho
Hasta que sus estómagos no pudieron más dejaron de comer.
-vaya…estuvo delicioso-dijo Andy sobando su barriga
satisfecha
-fue buena idea comprar la cena ahí, ya decía yo que la señora
tenia cara de buena cocinera-continuó Bill
-el postre también estuvo riquísimo-terció Cassy
-¿quieren abrir los regalos? Calentare un poco de vino con
especias para dormir bien después de tanta comida-agregó Tom bromeando.
En una olla colocó canela, clavo, cascaras de naranja, anís
estrella y azúcar morena. Prendió fuego y vacío vino tinto, un buen vino tinto.
Unos minutos más tarde ya estaban todos con una taza de aquel vino especiado, y
ansiosos por recibir y dar su regalo.
Bill había recibido, por parte de su hermano, unas botas
fabulosas, negras y relucientes, totalmente de su estilo. Por parte de su amigo
había recibido un par de camisetas típicas de él. Y por parte de Cassy había
recibido una bonita libreta negra, con una pluma, podría llevarla todo el tiempo
en el bolsillo, a él le gustaba escribir y dibujar, le ayudaba a despejarse y,
al parecer, Cassy lo había recordado cuando compraba su regalo.
Andreas había recibido por parte de Tom una gabardina azul,
muy elegante y bonita. Por parte de Bill había recibido un par de tenis para
que saliera a correr como tanto le gustaba. De parte de Cassy había recibido
tres revistas de comics de Batman, al parecer, ella no había olvidado cuando el
menciono su fanatismo infantil por aquel súper héroe de ciudad gótica.
Cassy había recibido por parte de Bill el par de zapatos
rojos a los que les había echado un ojo cuando lo acompaño a comprar los tenis
de Andreas. Andreas le había regalado un precioso vestido blanco que llegaba
hasta las rodillas, un vestido que había captado su atención mientras le
ayudaba a comprar las camisetas que le regalo a Bill. Tom le había regalado una
bonita cadena de plata que tenía un colgante de oro blanco en forma de gotita,
que desde que la vio en la joyería le había encantado para ella.
Tom había recibido por parte de su hermano un paquete de
cuerdas para guitarra, de las buenas, una funda para guitarra de material
resistente y un paquete de plumillas, todo eso para que su hermano mayor
pudiera tocar la guitarra de nuevo, una que tenía guardada y olvidada. Andreas
le regalo cinco pares de gorras diferentes, para su colección, y un par de
calcetines. Y de parte de Cassy había recibido un paquete de dulces con una
tarjeta, en su defensa dijo que no había dado señales de algo que quisiera
recibir de regalo, aunque Tom sabía que no era verdad pues la tarjeta decía “te entrego tu verdadero regalo luego”.
-bueno pues hagamos un pequeño brindis-sugirió el rubio
-me parece bien, solo déjame servirme más-Tom señaló su taza
y se levantó para ir a la cocina a llenarla de nuevo
-¿traigo nuestras galletas?-preguntó Cassy
-¡sí!-contestó emocionado el gemelo menor al recordarlas
Cuando Cassy desapareció en la cocina, por donde hace unos segundos
había desaparecido Tom, Bill le preguntó en voz baja a Andy.
-¿soy yo o entre ellos hay algo?
-no, no eres tú, yo también lo he notado-contesto cómplice
-¿crees que se gusten?
-no. Yo creo que están enamorados
-vaya… cuando salgan hay que pararlos en la puerta
-¿para qué?
Bill señaló hacia arriba y Andy pudo ver el ramillete de muérdago
que colgaría sobre la cabeza de ellos.
Asintió con una sonrisa traviesa.
Antes de que llegaran leyeron rápidamente lo que decía la
tarjeta de regalo de Tom, al pendiente de no ser descubiertos. Se guiñaron un
ojo cuando los oyeron regresar. Apenas un pie había cruzado el marco de la
puerta cuando los pararon de golpe con un grito.
-¡alto!
-¡deténganse ahí!
-¿Qué? ¿Por qué? ¿Qué pasa?
Ambos señalaron hacia arriba. Las dos miradas sorprendidas
siguieran la trayectoria de su dedos divertidos y apreciaron aquel muérdago
-tienen que darse un beso-declaró Bill
-pero…
-es la tradición-le apoyo Andy
Ambos se miraron con las mejillas sonrojadas. Hicieron el platón
de galletas y la taza de vino a un lado para no tirarlos al acercarse. Se lamieron
los labios sin dejar de ver los del contrario. Y… se acercaron…y un poco más…un
poco más… un poquito más… ya casi… y juntaron sus labios, sin profundizar, sin
abrir los labios para da paso a lenguas traviesas, sin mover los labios. Solo 8
segundos de contacto. Luego aplausos y risas divertidas estallaron. El sonrojo
en sus mejillas no desaparecía, ni ese calorcito agradable, ni esas
cosquillitas molestas en la boca del estómago, tampoco sus sonrisas bobas.
Andreas estaba en lo cierto cuando dijo que estaban enamorados, Bill acababa de
constatarlo.
-bueno… brindo porque, a pesar de todo, pudimos festejar una
navidad más- empezó Andy
-yo brindo porque esa Navidad más la festejamos con salud y,
no lo nieguen, con buenos ánimos-le siguió Bill
-yo brindo porque congeniamos como amigos y así hemos
seguido-continuó Tom
-yo brindo porque se me concedió pasar festejar otra Navidad
y porque fue con unos excelentes amigos que no pensé que iba a encontrar- les
regaló una hermosa sonrisa
-¡salud!-dijeron y chocaron sus tazas con alegría. Se dieron
abrazos y, juguetonamente, se las
arreglaron para poner a Tom y Cassy bajo otro muérdago.
Veinte minutos después Andreas y Bill se estaban abrigando
para salir.
-¿seguros que no quieren ir a ver los fuegos artificiales?-preguntó
Bill por última vez. Todos conocían la respuesta
-no, gracias
Todos sabían que esa sería la contestación, todos sabían que
Tom quería recibir el regalo de Cassy a solas, y esa precisamente era el motivo
de su salida a ver los fuegos artificiales, solo preguntaban para no verse tan
obvios y poder dejarlos solos sin que ellos se avergonzaran.
-bueno, entonces volveremos más tarde
-hasta luego
Se despidieron.
Cuando estuvieron seguros de que ellos habían partido…
-¿y bien? ¿Dónde encuentro mi regalo?-cuestionó Tom
-iré a buscarlo al cuarto-dijo Cassy y se fue
Tom abrió la caja de dulces y probo uno, era de vainilla.
-¡Tom! ¡ya puedes venir a abrir tu regalo!
Tom se levantó de un salto y fue en su búsqueda. Al llegar
al cuarto se quedó petrificado. Si esto hubiera sido una caricatura los pies de
Tom habrían flotado, sus ojos se habrían salido de sus orbitas con la forma de
un gigantesco corazón, su quijada habría tocado el suelo y su larga lengua habría
salido disparada cual resorte.
Cassy le espera vestida solo con un conjunto de lencería de
encaje color azul, un conjunto muy provocativo y seductor. ¡ah! Y claro un lazo
en moño al cuello de color rojo pasión.
-¿alguna vez te he dicho que el color azul es mi preferido?
Cassy le dijo con el dedo que se acercara
-¿alguna vez te dije que me encantan tus pantalones?-preguntó
Cassy con voz suave
-¿mis pantalones?
-sip, se ven tan bien en el piso del cuarto- le guiño un ojo
y rio ante la reacción de Tom, a quien sin poderlo evitar se le abrieron los
ojos y se le dibujo una sonrisa de oreja a oreja.
Y así… entre beso, prenda y caricia se desearon unas felices
fiestas.
FIN
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Bueno, lo pidieron de navidad, lo hice de navidad. Lo pidieron con mucho amor y celos, sin pelas, así lo hice. Solo espero que fuera lo que esperaran que las haya sorprendido y por supuesto que les haya gustado :). nos leemos pronto Las quiego!! y Feliz Navidad!! espero que la pasaran muy bien.
uuuuyyy !! pues que fowehnfopewjfpoejpgriob !! me encantoo *-* :DDD gracias gracias por subir :)
ResponderEliminarMe encantoo Sofiii estuvoo de lujoo!!
ResponderEliminar;) Hermosoooo .
Cuidateee
me encantooo.
ResponderEliminarHermoso <3
ResponderEliminarContinuala pronto :3